domingo, 25 de abril de 2010

CASTROMONTE-CASTROVITA

Castromonte tiene fama antigua de contar con los mejores manantiales de los Torozos, que agruparon en su entorno a las primeras poblaciones de estos páramos. El más acreditado es el de Sayud, que abasteció durante su breve etapa comercial a las aguas Castrovita, aquella de la que pregonaba la propaganda que todo mal ...
... evita. Era un agua que aliviaba las digestiones y disolvía las piedras de los riñones. Pero son muchas más las fuentes que salpican el cuévano del Bajoz en los alrededores de Castromonte. Los vecinos y la cartografía las tienen bautizadas con nombres tan curiosos como expresivos: la del Marqués, la Fresquita, la del Pino, la de las Panaderas, la de Lavar, la Fuentecilla, la Aceña, la del Moral, la del Calero, la Retuerta, la del Revolcadero y la del Toro, que era la preferida como lavadero porque sus aguas ya brotan templadas.

Castromonte es una localidad de la provincia de Valladolid en la comunidad de Castilla y León, situada en el Camino de Santiago madrileño. Se encuentra aen la mitad norte de la provincia, en medio de los campos de trigo de los Montes Torozos y a orillas del río Bajoz.
A pesar de su nombre castreño, la silueta de Castromonte que asoma al Bajoz no resulta precisamente arriscada. Se trata en realidad de otra desmesura. En los Torozos ni los montes son cordilleras ni los castros tronos de águilas ni la hoz del río un abismado congosto. Bajoz es contracción de baja hoz y para ese bautizo sí que hace falta imaginación. Hacia la hendidura balbuceante del Bajoz asoma el perfil más vistoso de Castromonte con su cubo moderno con troneras, sus cuevas excavadas en la marga, restos de cercas, huertecillos y molinos. Tuvo muralla hasta el siglo diecinueve pero de aquel cíngulo protector no conserva más que leves vestigios, el más visible en la solana del Postigo. Una impresión rápida del paseo por Castromonte pudiera proporcionar la estampa de un pueblo más de piedra trazado en abanico hacia el valle.
Pablo Rodríguez, de nombre literario Blas Pajarero, tenía su casita por el corro de San Pedro y escribió en ‘Retazos de Torozos’ el retrato más hermoso de estas trochas y parajes. Pablo tenía el buen gusto de llevar a sus visitantes en paseo hasta el embalse del Bajoz.
Ya no está Pablo, aunque nos queda el temblor cordial de su libro.
Se arruinaron los cinco molinos que movió el río, aunque permanece la senda fluvial, arbolada y hermosa. Incluso el embalse se ha colmatado de lodos, de manera que ya apenas sirve para los regadíos. Pero su enclave aparece poblado por una vegetación ribereña de fresnos y sauces que resalta jugosa entre las plantaciones de encinares.

lunes, 12 de abril de 2010

OREJA

A 3,5 km de Langayo, por un valle que rompe la monotonía del páramo, se encuentran las ruinas del despoblado de Oreja, donde apenas resisten los muros descarnados del antiguo templo. El convento es del siglo XVII y las pocas piedras que se mantienen en pie, dejan ver la estructura, y un ábside en su cabecera.
Ahora, se utiliza para encerrar a los toros el día de la fiesta el primer domingo de septiembre y llevarlos hasta Langayo por todo el campo.